El Nuevo Teatro Circo acoge La cena de los generales, obra en la que Miguel Narros convierte el fin de la Guerra Civil en un disparate

Llega mañana martes 10 de marzo, a las 21:30 horas, al Nuevo Teatro Circo de Cartagena La cena de los generales, una de las últimas comedias de José Luis Alonso de Santos en la que el autor revisita nuestra Guerra Civil. La obra transcurre en la cocina del Hotel Palace, donde se prepara una cena para los generales victoriosos de la contienda. Dirigida por Miguel Narros, está interpretada por 18 actores que encabeza Sancho Gracia y Juanjo Cucalón. Las entradas cuestan 18 y 15 Euros. La obra está dentro de la programación de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena.

Cautivo y desarmado el ejército rojo, Franco ya manda en toda España. Las tropas nacionales han alcanzado sus últimos objetivos militares dando por terminada la guerra. Para celebrar la victoria, tiene la idea de homenajear a sus generales con una cena en un lugar de ringorrango en Madrid por lo que escoge el Hotel Palace para la celebración. Pero el afamado establecimiento, convertido en hospital hasta unos días antes, se encuentra en mal estado debido precisamente al bombardeo con el que Franco y sus conmilitones castigaron a la capital. Además, para dificultar el asunto, una gran parte del personal de cocina, que ha de preparar el banquete, se encuentra preso por su militancia socialista, comunista o anarquista.

Así comienza La cena de los generales, la última obra de José Luis Alonso de Santos en subir a un escenario. Dirigida por Miguel Narros, el reparto es muy coral, encabezado por Sancho Gracia y Juanjo Cucalón, los pobres “maître” del hotel y teniente de intendencia, respectivamente, que tendrán que solucionar el entuerto como puedan. Y que le han permitido al autor hacer una reflexión sobre los hombres que padecen la historia más allá de los generales y los grandes personajes que la protagonizan.

Metáfora de los perdedores

Los protagonistas son los que tienen que salir adelante en una España destruida. En el caso de los empleados de cocina, además, con la incertidumbre de que pueden ser fusilados cuando vuelvan a la cárcel terminado el banquete. Tienen que demostrar que son capaces de sobreponerse a la situación y preparar la cena con toda su dignidad, a pesar de que la van a degustar sus enemigos. Conseguirán la complicidad del resto del personal, que se une en torno al asunto que tienen entre manos. Hay que sobrevivir como se pueda sin importar la ideología de cada cual. Están muy desengañados por lo que ha pasado y actúan con sensatez y sentido común, dos virtudes que faltan habitualmente en la vida pero que son muy necesarias para construir en vez de destruir.

La obra es la número 27 de Alonso de Santos de las treinta que ha escrito a lo largo de su carrera teatral. Con el texto, el autor se ha dado el gusto de recorrer gran parte de lo que ha sido su producción dramática desde que empezó en 1974. Una trayectoria en la que ha alcanzado éxitos en diferentes géneros que ahora recorre. La noche de los generales contiene tragedia, teatro épico, psicológico, pero la línea principal es la comedia, aunque no una comedia a lo Berlanga, sino al estilo italiano de las de Vittorio de Sica o Alberto Sordi. Con ella Alonso de Santos quiere reivindicar esa idea de que por muy mal que vayan las cosas, al final hay una salida que permite afrontar la vida con esperanza. Un optimismo y confianza en el género humano que en la obra no está tan claro.

Una locura de montaje

Desde un punto de vista formal, el texto está lleno de retos para el director. Miguel Narros consideraba en una entrevista reciente que “Es una obra difícil, complicada, pero muy bien escrita y construida escénicamente”. Es también una obra muy coral, con 18 personajes, “y una escenografía que es una locura, con un movimiento continuo como si fueran las olas del mar, pero desde hace tiempo tenía ganas de hacer una obra de Alonso de Santos, y aquí estoy”, explica el director.

Para Narros la pieza es “una metáfora de lo que era España, un país devastado en el que había que tirar para delante para levantarlo”. Como intentarán hacer sus personajes, en especial una pareja de jóvenes cocineros -interpretados por César Oliver y Candela Arroyo-. Sobre ellos recae la esperanza de un futuro mejor, pero que no queda claro al final. “Ninguno sabe lo que les espera, ni lo que va a pasar, pero ellos son los encargados de construir un país nuevo” que olvide la guerra. Del resto de los personajes destaca Narros al de la chef suplente, una anarquista que hace “el discurso más duro contra los políticos” (Ana Goya) y el de una camarera falangista (Lucía Bravo), que como el resto de personajes no aparece en ningún momento.

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