Las obras de la Plaza San Francisco resdescubren el refugio de la Guerra Civil

Incluido en la Red de Refugios de los que disponía la ciudad para protegerse de los bombardeos, los técnicos ya conocían la existencia de este espacio, que se va a conservar aunque no será visitable

Una trinchera longitudinal de 50 metros de largo por 2 metros de ancho, con asientos a ambos lados, sirvió de refugio subterráneo a los cartageneros para protegerse de los bombardeos de la Guerra Civil, y ahora ha salido a la luz con las obras de remodelación que se están ejecutando en la Plaza San Francisco.

Este espacio, cuya ubicación era conocida y estaba documentada por los técnicos y expertos, formaba parte de la red de refugios que se construyeron en calles y plazas de la ciudad a finales de los años 30, una decena de túneles y salas entre los que destacan por su importancia los de la calle Gisbert, abiertos al público, y los situados en la calle Trafalgar y en Alfonso X el Sabio, demolidos a finales del pasado siglo.

El redescubierto ahora bajo la Plaza San Francisco se va a conservar, aunque debido a su configuración, con un solo acceso y un pasillo estrecho, no está previsto hacerlo visitable.

Otro de los tesoros que ha sacado a relucir la actuación en la Plaza, concretamente la renovación de infraestructuras y servicios en el tramo de la calle Honda que linda con San Francisco, es el antiguo adoquinado de esta vía peatonal, que se va a mantener como base del pavimento que rematará las obras, con un tratamiento similar al del resto del entorno.

También continúan en este espacio los trabajos para la reubicación de la estatua de Isidoro Máiquez. Poco a poco se ha ido excavando la base del actual pedestal, donde se está colocando una estructura metálica que servirá para dejarlo exento y permitir su levantamiento y traslado con una grúa a la cabezera oeste de la plaza, desde donde seguirá presidiéndola.

LA HISTORIA EN LA OROGRAFÍA DE LA CIUDAD

Aprovechando la remodelación de la Plaza San Francisco, el arqueólogo y catedrático de la Universidad de Murcia, Sebastián Ramallo, que dirigió las excavaciones del Teatro Romano, realizará la semana próxima unas catas tanto en esta plaza como en la del Risueño, con el objeto de elaborar un mapa estratigráfico de la ciudad.

Con estos trabajos, que desde hace un año se vienen llevando a cabo tanto en los solares de la ciudad, como en las plazas y espacios públicos en los que se ejecutan actuaciones de remodelación, se pretende determinar la orografía de la ciudad a través de los estratos que se han ido depositando en nuestro suelo a lo largo de la historia.

Estas catas arqueológicas también esta previsto que se realicen próximamente en la Plaza de la Merced, cuando se lleve a cabo su remodelación. 

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