Recorrido poético por los suburbios desde el objetivo de Botto y Bruno

La obra de los artistas turineses, incluida en La Mar de Arte, se expone en la Muralla Bizantina hasta el 31 de agosto

La sala de exposiciones de la Muralla Bizantina abre sus puertas a la obra de la pareja de artistas turineses Gianfranco Botto (1963) y Roberta Bruno (1966). La muestra Suburbios, introduce al espectador en las calles y esquinas más recónditas de las ciudades, a través de cinco series de imágenes, superposiciones y mensajes directos, envueltos en un amplio sentido poético.

 

La muestra se presenta en forma de collage para recoger el proceso creativo y manual que requiere la obra de arte, según han explicado los propios artistas durante la presentación de la exposición, acompañados de la galerista Oliva Arauna, artífice de la muestra, y el coordinador de La Mar de Arte, Jose Luis Cegarra.

Una parte de la muestra se centra en las imágenes recogidas por revistas y posters sobre las calles urbanas, creando una especie de imaginario adolescente que vive en este espacio, han explicado los artistas.

Venecia, y un espacio urbano que ya no existe, es otra de las series a las que se dedica la exposición, un imaginario distinto, con edificios semideruidos y, en contraste, la visión de un joven que escucha música, invitando a detenerse en este paisaje.

Junto a las imágenes se pueden leer breves texto que son referencias al libro La Strada (la carretera), de McCarthy. Todo ello se puede ver en la sala de exposiciones de la Muralla Bizantina, hasta el próximo 31 de agosto, de martes a sábado en horario de mañana y tarde.

LOS ARTISTAS

 

Botto y Bruno provienen de una larga trayectoria en el mundo del arte, trabajando en colaboración desde 1992, cuando eran estudiantes de la Academia de Bellas Artes de Turín. Sobre esa imaginería realizan fotomontajes, los fotocopian, los agrandan a escala 1/1 sobre papel o PVC, y organizan con ellos instalaciones que ocupan el espacio completo de las galerías de arte o de las salas de los palacios renacentistas y barrocos en que a veces los muestran. El espectador se siente raro, metido literalmente en estos decorados de la marginación -dotados de un atrezzo de miseria-, escenarios exteriores introducidos en ámbitos de la 'alta cultura'. Todo ello, acompañado de sonido: con predilección por canciones de grupos rock o punk.

 

 

En 2004 fue la primera vez que Botto & Bruno realizaran en España uno de los grandes ambientes que han jalonado su meteórica carrera tras su aparición en la Bienal de Venecia de 2001 con una trasformación de la entrada del espacio expositivo de las Corderie. Expusieron por última vez en España, en 2007 en la Galeria Olivia Arauna.

LA OBRA

La muestra asombra por la exclusividad de estos lugares, que hoy se saben excluidos por igual del centro metropolitano y de la periferia de la provincia. Son sitios caracterizados por la peculiaridad de sus arquitecturas (fábricas y escuelas cerradas, construcciones en ruina, pasos de nivel abandonados), así como por la condición errática de sus figuras (adolescentes enmascarados, personajes de arrabal, incluidos en este caso los propios artistas), y por las sugestiones espesas de su espacio (atmósferas de desarraigo, fronteras equívocas entre lo construido y el descampado) y de su cielo (tormentosos celajes rojizos y violetas, o, en otros casos, ensabanados de un blanco sucio).

 

La sombra de los arrabales de Pasolini y de los caracteres herméticos de Antonioni planea sobre estas instalaciones, en las que asimismo vuelve a alentar el espíritu del arte 'pobre', una tendencia originada en Italia con el apoyo conceptual del crítico Germano Celant, y consagrada urbi et orbi en la exposición que le dedicó precisamente el Museo Cívico de Turín en 1971. Coinciden también, pues, Botto & Bruno en ese propósito de dar voz pública a quienes no la tienen, y en postular 'un arte que, en sustancia, es anticomercial, precario, trivial y antiformal, comprometido ante todo con las cualidades físicas del medio, con la mutalibilidad de los materiales y con la realidad total', a la que interpretan de una forma propia hasta lo difícil -una forma privada-, sin esquivar la dureza física del motivo, para sublimarlo en la intensidad de la poesía. Un arte que da fe del dolor de nuestro mundo, centrado en la ciudad.

 

Lugar: Sala de Exposiciones Muralla BizantinaFecha: Del 12 de Julio al 31 de AgostoHorario: De Martes a Sábado de 10:30 a 13:30 y de 18:00 a 20:30

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