La Politécnica de Cartagena gestiona la reapertura de su desalobradora para investigar la salmuera

La reutilización como lejía de baja concentración o para limpieza de descalcificadores son algunos de los usos que también se están ensayando

Investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) han solicitado a la Confederación Hidrográfica del Segura y a la Dirección General de Medio Ambiente su visto bueno a la construcción de un pequeño embalse donde acumular con seguridad salmuera y a la consiguiente reapertura de la planta desalobradora de la Estación Agroalimentaria Experimental Tomás Ferro, con el fin de poder ensayar nuevas técnicas de desnitrificación de este subproducto y suministrar salmuera a las plantas piloto que están estudiando su reutilización en procesos industriales.

El cierre de las desalobradoras del Campo de Cartagena adoptado el año pasado para reducir la llegada de nitratos al Mar Menor,  afectó  a la desaladora de la Finca Tomás Ferro y está bloqueando investigaciones que buscan, precisamente, tratar y reutilizar la salmuera que generan estos pozos para proteger el medio natural y mejorar la sostenibilidad de la agricultura en la zona.

“Sin nitratos, la salmuera ya no sería perjudicial para los ecosistemas marinos, aunque lo ideal sería valorizarlas y transformarlas en subproductos de utilidad”, explica el investigador Juan José Martínez, director de la Cátedra de Agricultura Sostenible en el Campo de Cartagena UPCT-COAG-FECOAM.

Otros investigadores están trabajando en soluciones y aplicaciones diferentes para la salmuera, como los exalumnos de la Politécnica que han creado una empresa para reutilizarla como lejía de baja concentración para su uso como desinfectante en la industria agroalimentaria; o como la firma INSAL, que prevé su valorización en la limpieza de sistemas de descalcificación. Ambas líneas de trabajo fueron presentadas este lunes en una jornada de la Cátedra celebrada en la Consejería de Agricultura.

“Urge desbloquear la situación de las desalobradoras experimentales. Necesitamos salmuera para que la investigación pase del laboratorio a una escala industrial”, concluye Juan José Martínez.

 

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