Una placa rememora desde hoy la figura de Leopoldo Candido en la calle Palas

El alcalde, José López, ha descubierto la inscripción que recuerda el lugar donde tuvo su consulta este médico regeneracionista que creó en Cartagena el primer servicio municipal de higiene y salubridad de España

El alcalde de Cartagena, José López, ha descubierto este mediodía, en la calle Palas, la placa conmemorativa de la figura del doctor Leopoldo Cándido y Alejandre (1840-1919), médico regeneracionista, que creó en Cartagena en 1891 el primer servicio municipal de higiene y salubridad de España. La placa se ha colocado en el lugar donde tuvo su consulta médico quirúrgica, hoy ocupado en parte por el edificio Foro de la administración regional. El acto se ha enmarcado dentro de la conmemoración del 125 aniversario de la creación del Laboratorio Municipal.

En el evento han acompañado al alcalde, el concejal de Calidad de Vida, Francisco José Calderón; el concejal de Cultura y Patrimonio, Ricardo Segado; la concejalas de Hacienda y de la Oficina y el Portal de Transparencia, Isabel García y María José Soler, y los concejales de los grupos municipales del PP, Fernando Sáenz de Elorrieta; y de Ciudadanos, Manuel Padín.

Tras las palabras de bienvenida del alcalde, que ha reseñado la figura de esta prolífica personalidad que desplegó una intensa vida pública en favor de la salud de los más necesitados y para la eliminación de las epidemias que a finales del siglo XIX asolaban la ciudad; el cronista Luis Miguel Pérez Adán ha detallado las vicisitudes y circunstancias, que le trajeron desde su Segovia natal a Cartagena, donde se casó, y llegó a ser concejal y alcalde.

Pérez Adán ha destacado además de la ya citada puesta en marcha del Laboratorio Municipal, su lucha contra el paludismo, que achacó al hacinamiento de las casas del centro histórico provocado por la existencia de la muralla. Con el objetivo de subsanar esta problemática, promovió su derribo así como la desecación de El Almarjal. Asimismo, convirtió a Cartagena en la tercera ciudad que administraba en la época el suero antirrábico, situándola de este modo en la vanguardia sanitaria tras Madrid y Barcelona.

Leopoldo Cándido, que ya contaba junto a otros alcaldes con una calle en la ciudad, cuenta desde hoy con una placa en la calle Palas que recuerda su faceta sanitaria, en la que fue un auténtico pionero.

LEOPOLDO CÁNDIDO

La figura de Leopoldo Cándido Alejandre se enmarca dentro del ideario regeneracionista del que participaron varios médicos españoles de finales del siglo XIX y comienzos del XX, que pretendían adaptar las condiciones de la sanidad española a la de los entonces denominados países civilizados. Posiblemente, Leopoldo Cándido sea el mejor exponente de esa corriente regeneracionista entre los profesionales sanitarios cartageneros.

Datos biográficos

Nacido en Segovia en 1850, Leopoldo Cándido ya aparece establecido en Cartagena en 1873, como médico de la Beneficencia en el distrito de La Magdalena. Su relación con Cartagena probablemente se debiera al hecho de que su padre, José María Cándido, estaba por entonces destinado en la ciudad como interventor de aduanas. Si bien, fue su matrimonio con Adela Soler Abellán, hija de un conocido industrial de la ciudad, lo que le vincularía definitivamente a Cartagena, donde vivió y ejerció la medicina hasta su fallecimiento el 28 de diciembre de 1919.

En 1881 entró en política como concejal, fue Alcalde de Cartagena en cuatro ocasiones durante los años 1883, 1886, 1887 y 1888. Fue Subdelegado de Medicina, también diputado provincial y vicepresidente de la Diputación Provincial de Murcia. Desde 1885 ocupó el cargo de Inspector Médico de Higiene Municipal. Fue designado director del Servicio Municipal de Higiene y Salubridad desde su creación en 1891 (incluyendo al Laboratorio Municipal de Higiene); cargo que ostentó hasta su fallecimiento.

Como miembro de la Academia Médico-Farmacéutica de la ciudad, estuvo implicado en la elaboración del informe emitido por esta institución en 1879 sobre las causas del paludismo y sus soluciones para combatirlo, destacando entre ellas la desecación del Almarjal.

Asimismo, proyectó un nuevo edificio para acoger a los presos de la cárcel del partido, decisión de marcado carácter social que probablemente vino motivada porque Leopoldo Cándido conocía bien las pésimas condiciones de habitabilidad que tenían estos reclusos, ya que en agosto de 1880 fue nombrado médico de dicho presidio.

Leopoldo Cándido trabajó junto con la Junta Municipal de Sanidad para impulsar la creación del padrón de pobres necesario para el buen funcionamiento de la Beneficencia municipal y promovió también la práctica de la vacunación contra la viruela.

El 10 de enero de 1895 escribió una de las páginas más gloriosas para la Historia de la Medicina Occidental en Cartagena ya que tuvo lugar, por primera vez en España, la administración del primer suero de caballo antidiftérico obtenido por el Dr. Ferrán a un humano enfermo de difteria, en concreto un niño de veintisiete meses de edad, con éxito y con gran repercusión a nivel mundial.

También destacó por una prolífica producción científica como higienista –sobre todo en la lucha contra las infecciones de cólera, paludismo, difteria o tuberculosis de su época-, y además fue director fundador de tres revistas sanitarias (La Unión de las Ciencias Médicas 1881-1887; Estadística Sanitaria 1901-1922;  Revista Popular de Higiene2 1904-1907) y del periódico local La Fusión en 1884.

Fue presidente de la Academia Médico-Farmacéutica de Cartagena, y miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia, la Academia Médico-Quirúrgica Matritense, la Academia de Ciencias Médicas de Badajoz, el Ateneo Antropológico de Madrid, la Academia de Higiene de Madrid, la Sociedad Española de Higiene, y la Sociedad de Higiene de París.

Fue presidente del Colegio de Médicos de Cartagena y La Unión y presidente de honor del Colegio de Practicantes de Cartagena y La Unión. Fue Director Médico de la Ambulancia Sanitaria de Cartagena dotándola de servicio urgente y de moderna organización, llegando a ser decano y presidente de Honor de la Cruz Roja.

Tras cesar como alcalde en 1888, como vicepresidente de la diputación provincial, diseñó un plan de reformas para el hospital provincial de Murcia, entre las que se incluía la construcción de un pabellón de dementes, otra medida de hondo calado social. 

 

Recibió múltiples reconocimientos y galardones por instituciones científicas tanto nacionales como internacionales con motivo de sus actuaciones sanitarias, siempre guiado por la filantropía y por la medicina. Algunas fueron: Diploma de Honor y Mérito Sanitario por la Dirección General de Sanidad, Cruz de Primera Clase de la Orden Civil de la Beneficencia, Gran Cruz de Beneficencia, Encomienda de la Orden de Alfonso XII, Caballero de la Real Orden Americana de Isabel la Católica y la Cruz de Carlos III, Jefe Superior Honorario de la Administración Civil, Medallas de Plata y Oro de la Cruz Roja y Gran Placa de Honor y Mérito de la Cruz Roja.

Falleció en Cartagena el 28 de diciembre de 1919. Actualmente en la ciudad de Cartagena existe una calle llamada “Alcalde Leopoldo Cándido” y un Seminario Científico en su homenaje: Seminario Doctor Leopoldo Cándido y Alejandre.

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