Agricultura atribuye a las artes tradicionales de pesca el carácter sostenible de esta actividad en la Reserva de Cabo de Palos-Islas Hormigas

Según el director general, Adolfo Falagán, “el área protegida y sus proximidades proporcionan un pescado fresco de alta calidad, capturado con artes selectivos, que es muy apreciado por los consumidores y, en especial, por los restaurantes locales"

La Consejería de Agricultura y Agua atribuye al empleo de artes tradicionales de pesca el carácter sostenible de esta actividad en la Reserva Marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas. Así, las estrategias de pesca desarrolladas por la flota artesanal de Cabo de Palos son útiles para hacer frente a las siguientes situaciones; variaciones ambientales, variabilidad de los recursos y del esfuerzo pesquero, las fluctuaciones de precio de especies de interés pesquero, así como las regulaciones pesqueras, tales como el establecimiento de vedas espaciales y/o temporales en la zona.

La zona de Cabo de Palos-Islas Hormigas fue declarada como Reserva Marina en 1995, por su elevada diversidad y riqueza biológica, el buen estado de conservación de sus ecosistemas y el gran interés pesquero para su entorno. Se extiende desde Cabo de Palos hacia el noroeste, con una superficie de 1.850 hectáreas y forma rectangular, abarcando aguas interiores y aguas exteriores.

El decreto de creación de la reserva define un espacio integral en el que se prohíbe cualquier tipo de pesca marítima, sin embargo en el resto del área protegida se permite el ejercicio de la pesca profesional con los artes tradicionalmente utilizados en esta zona.

La Consejería de Agricultura y Agua reguló mediante una Orden las modalidades de pesca autorizadas en aguas de la reserva marina para aguas interiores. Las artes de pesca permitidas son las de palangre de fondo gordo, aparejo dirigido principalmente a la captura de mero, y trasmallo claro, para la captura de langosta y peces de roca.

Según el director general de Ganadería y Pesca, la creación de la citada reserva perseguía, entre otras cosas, “recuperar las poblaciones de interés pesquero, asegurar la existencia de reproductores, y que esta actuara como lugar de exportación de huevos, larvas, juveniles y adultos a las áreas de pesca próximas, potenciando así la pesca artesanal tanto en la reserva como en su ámbito de influencia”.

Los datos muestran un incremento significativo de las capturas totales desde antes de la puesta en marcha de las medidas de protección hasta el presente año. En este sentido, el responsable autonómico destaca que “el área protegida y sus proximidades proporcionan un pescado fresco de alta calidad, capturado con artes selectivos, que es muy apreciado por los consumidores y, en especial, por los restaurantes locales”.

Si a esto se le suman los bajos costes de mantenimiento de las embarcaciones artesanales en comparación con otras flotas más industrializadas, como son la de arrastre y cerco, tenemos como resultado, añade Falagán, “un aumento de los beneficios totales generados a partir de las capturas desembarcadas por la flota artesanal de Cabo de Palos”.

Un arte para cada estación

El establecimiento de vedas en la zona de amortiguación de la reserva condiciona el uso de las artes de pesca afectadas por la regulación, que son los trasmallos y el palangre de fondo. Durante el invierno, la flota se divide entre las embarcaciones que pescan fuera de la zona de influencia de la reserva y las que se quedan. Entre estas últimas, las artes más empleadas son las que conforman las redes de enmalle, distribuidas principalmente en zonas cercanas a la costa, al abrigo de condiciones ambientales adversas y próximas al puerto.

En primavera, se incorporan los barcos que han estado pescando chanquete, disminuye la frecuencia de utilización de las redes de enmalle y se incrementa gradualmente la utilización del palangre de fondo y, en menor medida, los trasmallos, hasta que entra en vigor la veda para el palangre de fondo en el interior de la reserva. En verano, las artes más utilizadas son los trasmallos, en combinación con otros artes fijos como la chirretera, las morunas y los caducos. En el otoño, coincidiendo con la veda para trasmallo en el interior de la reserva, disminuye su utilización y aumentan las redes de enmalle, la chirretera y el palangre de fondo.

Falagán concluye que “cada tipo de arte se emplea preferentemente para la captura de determinadas especies, las cuales se buscan de forma activa en localizaciones concretas con características comunes, como son el rango de profundidad y el tipo de fondo”.

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